El sol empezaba a chispear en formas naranjas tras las hojas de los plátanos mientras el grupo se disponÃa a iniciar la actuación de nuevo. Un soplo frÃo de aire revolvió a Juan en el estómago y no supo si marcharse. Se quedó quieto; como a punto de ser atravesado por cientos de agujas. Pero explotó la música latiendo, como alguien que corre. Y otra vez las espaldas, los cuerpos en ritmo acelerado subiendo rápido por las rodillas. Con alma de derrota sintió el último empujón en la cadera ---¡Has venido!--- Dijo ella. Y toda la pesadez del hielo empezó a derretirse. ---Ven, que te presento.--- En un instante un corro de gente lo rodeaba, con Biel, Anina, y Pau sonrientes dándole palmaditas en el hombro. Suspiró, se hizo de aire, y quiso tanto abrazarla que se quedó mudo, con una canción colgada en la punta de la lengua ---¿Vamos a la bodega Bellver a tomar algo?--- Dijeron. Y ella le cogió de la mano como si llevara un globo.